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¿Qué es el Masking en el Autismo?

¿Qué es el Masking en Psicología?

El «masking», también conocido como camuflaje o enmascaramiento, es un concepto crucial en el contexto del autismo. Comprender qué es el Masking en el Autismo es especialmente importante cuando se trata de entender y manejar las complejidades del perfil sensorial y cómo las personas con TEA interactúan con su entorno. Este fenómeno describe el proceso por el cual niños, adolescentes y adultos con autismo adaptan consciente o inconscientemente su comportamiento para adecuarse a las normas sociales o para minimizar la percepción de sus diferencias en entornos sociales.

¿Qué es el Masking en el Autismo?

El masking implica una variedad de estrategias y técnicas que una persona con autismo, ya sea niño, adolescente o adulto, puede emplear para «encajar» con aquellos a su alrededor. Esto puede incluir imitar expresiones faciales, gestos, lenguaje y comportamientos sociales de otras personas, suprimir estímulos o comportamientos (como estereotipias o intereses específicos) que podrían ser malinterpretados o juzgados por otros, o forzar el contacto visual durante las interacciones sociales.

Implicaciones del Masking

Aunque el masking puede ayudar a las personas con autismo a adaptarse a situaciones sociales más fácilmente, también presenta asepctos negativos:

Aspectos Positivos del Masking:

  • Mejora de las Relaciones Sociales: En entornos sociales y escolares, el masking puede ayudar a las personas con autismo a establecer relaciones al facilitar interacciones más fluidas con sus compañeros, reduciendo así el riesgo de aislamiento social.
  • Reducción del Estigma: Al camuflar comportamientos considerados atípicos, el masking puede proteger a las personas con autismo del estigma y de los juicios negativos, contribuyendo a una experiencia más positiva en diversos entornos.
  • Desarrollo de Habilidades Sociales: A través del proceso de masking, algunas personas con autismo pueden desarrollar una comprensión más profunda de las normas sociales y las señales no verbales, lo que puede enriquecer su repertorio de habilidades sociales.
  • Autoprotección: En situaciones donde las caractersíticas propias de un escolar con TEA podría resultar en bullying, discriminación o daño emocional, el masking puede servir como una estrategia de autoprotección.
  • Control del Entorno: El masking puede ofrecer a algunas personas con autismo una mayor sensación de control sobre sus interacciones y entornos, eligiendo cuándo adaptar su comportamiento para ajustarse o destacar.

Efecto Post-Masking y otras situaciones complejas:

Si bien el masking puede ofrecer ciertas ventajas a corto plazo para las personas con autismo, especialmente en términos de adaptación social, también conlleva una serie de aspectos negativos importantes que merecen ser destacados. Estos aspectos negativos no solo afectan el bienestar emocional y físico de la persona, sino que también pueden tener implicaciones a largo plazo en su salud mental y su capacidad para mantener relaciones. A continuación, detallamos algunos de estos aspectos negativos:

  1. Agotamiento y Estrés: El esfuerzo constante requerido para mantener el masking lleva a niveles significativos de agotamiento, tanto físico como emocional, dejando a la persona con poca energía para otras actividades o interacciones.
  2. Ansiedad y Estado Anímico: La presión de enmascarar y la constante vigilancia sobre el propio comportamiento pueden aumentar el riesgo de ansiedad y de alteraciones anímicas, debido al miedo constante de ser descubierto o juzgado por los demás.
  3. Demora en la Identificación Diagnóstico e inicio de Apoyos: El masking eficaz puede ocultar la necesidad de apoyo, llevando a diagnósticos tardíos o a la falta de acceso a recursos y estrategias de afrontamiento adecuados.
  4. Efecto Rebote Post-Masking: Tras períodos de masking, es común experimentar un «efecto rebote», donde el estrés, la ansiedad y los comportamientos estereotipados o los rasgos del TEA pueden intensificarse en entornos seguros o privados. Esto puede manifestarse en un aumento de las conductas de autoestimulación, dificultades adicionales para gestionar las emociones y un incremento en la necesidad de periodos de recuperación.

Masking y el Perfil Sensorial

El masking también puede tener un profundo impacto en cómo se experimenta y gestiona todo el componente sensorial. Al intentar ocultar o suprimir respuestas a estímulos sensoriales incómodos o molestos, las personas con autismo pueden incrementar su nivel de estrés y ansiedad. Esto puede hacer más difícil para ellos comunicar sus necesidades sensoriales y buscar adaptaciones o apoyos adecuados.

Comprender el fenómeno del masking es esencial para ofrecer la ayuda necesaria y adecuada a las personas con autismo. Ser conscientes de la carga que puede representar y las razones que están detrás del masking permite un enfoque más comprensivo y adaptativo en el entorno escolar y social.

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Masking y Entorno Escolar

El masking en escolares con autismo es una estrategia compleja y multifacética que influye significativamente en la adaptación a contextos sociales y escolares.

Adecuación a Contextos Sociales

En contextos sociales, el masking permite a los niños con autismo enfrentarse a situaciones que de otro modo podrían resultar angustiosas o incomprensibles. Al observar y emular las conductas sociales de sus iguales, pueden participar en actividades grupales, socializar y evitar el aislamiento. Sin embargo, esta adaptación constante demanda una gran cantidad de recursos cognitivos y emocionales, llevando a un estado de agotamiento que puede manifestarse en fatiga, ansiedad y altos niveles de activación.

Implicaciones en el Contexto Escolar

En el entorno escolar, el masking puede tener consecuencias particularmente complejas. Por un lado, adaptarse a las normas y expectativas de la escuela y del resto de escolares puede ayudar a los estudiantes con autismo a integrarse mejor en el aula, facilitando el aprendizaje y la participación en actividades colectivas, lo que puede ser especialmente valioso en las primeras etapas educativas, donde el establecimiento de relaciones sociales juega un papel crucial en el desarrollo emocional y cognitivo.

Por otro lado, el esfuerzo constante por enmascarar puede impactar negativamente en el rendimiento académico y el bienestar emocional. Los estudiantes pueden encontrar difícil concentrarse en el aprendizaje cuando gran parte de su atención y energía se destina a mantener el camuflaje social. Además, el miedo a ser «descubiertos» puede llevar a evitar la participación en clase o la búsqueda de ayuda cuando se encuentran con dificultades, lo que a su vez puede conducir a lagunas en el aprendizaje y sentimientos de frustración.

Estrategias de Apoyo

Para mitigar las implicaciones negativas del masking y promover una mejor adaptación a los contextos sociales y escolares, es fundamental implementar estrategias de apoyo específicas. Aunque deben ser individualizadas, muchas de las líneas de actividad son las siguientes:

  • Educación Inclusiva y Sensibilización: Fomentar un ambiente escolar inclusivo en el que se promueva la aceptación de todos los estudiantes, incluyendo aquellos con autismo, puede reducir la presión por enmascarar.
  • Adaptaciones Personalizadas: Proporcionar adaptaciones basadas en las necesidades individuales, como ajustes en el entorno físico y temporal para manejar las peculiaridades sensoriales, puede ayudar a los estudiantes a sentirse más cómodos y menos necesitados de ejecutar conductas de masking.
  • Apoyo Especializado: Ofrecer acceso a servicios de apoyo emocional y personal puede proporcionar a los estudiantes las herramientas necesarias para manejar el estrés y la ansiedad asociados con el masking.

El Masking a lo largo de las diferentes etapas del Desarrollo

El masking en niños con autismo puede manifestarse de maneras variadas a lo largo de diferentes etapas del desarrollo. Desde los 12 meses hasta la adolescencia tardía, las estrategias de masking evolucionan en complejidad y se adaptan a la complejidad y expectativas sociales específicos de cada edad. A continuación, exploraremos cómo el masking podría presentarse y evolucionar desde la infancia hasta los 18 años, y qué estrategias serían previsibles en cada etapa del desarrollo.

De 12 Meses a 3 Años

En esta etapa temprana, el masking es menos deliberado y más instintivo. Los niños pequeños pueden comenzar a notar diferencias en sus interacciones comparadas con sus compañeros pero aún no tienen las herramientas para adaptar su comportamiento de manera significativa. Sin embargo, es posible que:

  • Intenten imitar comportamientos o expresiones faciales sin comprender completamente su significado.
  • Supriman comportamientos como el aleteo de manos o la evitación de contacto visual cuando son reprendidos o guiados por adultos.

De 4 a 7 Años

A medida que los niños crecen y entran en el entorno escolar, comienzan a enfrentarse a normas sociales más definidas. Durante este período, pueden desarrollar estrategias de masking más conscientes, como:

  • Imitar comportamientos sociales específicos de compañeros para encajar, aunque estos no les resulten naturales o cómodos.
  • Suprimir estímulos o intereses especiales en presencia de sus pares para evitar el rechazo.
  • Forzar el contacto visual o usar respuestas aprendidas en interacciones sociales.

De 8 a 12 Años

Esta etapa, marcada por la transición a la preadolescencia, puede aumentar la presión para conformarse con las expectativas sociales. Los niños pueden:

  • Desarrollar un conjunto de respuestas «guionizadas» para situaciones sociales comunes.
  • Ocultar activamente sus intereses especiales y adoptar intereses «típicos» de su edad para facilitar la inclusión en grupos.
  • Empezar a experimentar con roles y comportamientos, observando y copiando a aquellos que son populares o socialmente exitosos.

De 13 a 18 Años

La adolescencia introduce retos adicionales con la búsqueda de identidad y la pertenencia. En este período, el masking puede volverse aún más sofisticado y deliberado:

  • Uso avanzado de guiones sociales y respuestas preparadas en conversaciones para ocultar dificultades en la comunicación natural.
  • Una tendencia a retraerse en situaciones sociales para minimizar la exposición a situaciones potencialmente difíciles o incómodas.
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Implicaciones

Como has visto, en todas estas etapas, el masking puede tener implicaciones significativas para el bienestar emocional y el desarrollo de la identidad de los niños con autismo.

El reconocimiento de estas estrategias de masking y su impacto por parte de padres, docentes y profesionales es fundamental para poder trabajar en ello y proporcionar un entorno que permita que los niños y adolescentes con autismo desarrollen relaciones sociales significativas sin que se acompañen de estrés, ansiedad o malestar sobrevenido.